
Deben tener como 16, me dijo un amigo viendo a un grupo de skatlíticos bailando con la música que el grupo de turno hacía sobre el ya conocido escenario del Club Bar Deportistas. Y quizás tenían menos. Yo recuerdo que mis primeras tocatas fueron como a los 15. Antes, quizás. Claro que eran tokatas punkis con alguno que otro ska. Como hace diez años no había tokatas cien por ciento skalíticas, no existía un público rudo. Poco se sabía del look-ska que hoy todos, o una gran mayoría posee. No había gente de impecable corbata envuelto en cuadrados negros y blanco, que representan al grupo de pre-puber que estaba bailando ayer. Nada que decir. Integración de personas, ideas, edades, sexos. Punks, skalítikos bien vestidos –tanto pre-puber como pre-morten, da igual-, skinhead, rastafaris y rebeldes, todos envueltos de cerveza y vino, stay rebel, marihuana, stay rude, cigarrillos, stay ska. Todos gozando, como debe ser. Todos meneando todo. Bailando sin importar el resto. Falso. No puedes bailar ska sin que te importe el resto. Unión, Respeto y Ska se llamó alguna vez. Y es cierto. Los dos tonos tienen que significar integración, respeto, educación y unión de un grupo informado, crítico y constructivo. Si a todos nos molesta más de una cosa, tenemos que pelear como grupo por mejorarlas. Discursiva y activamente. Y si leen una línea más arriba, dije ‘pelear como grupo’, no ‘pelear entre el grupo’ ni tampoco ‘sacarle la mierda a un hermano’. Es por eso que no entiendo las peleas de la tocata de anoche, que acabaron incluso con la tocata. Debemos terminar con los golpes y pasar a la integración, volver al respeto que el ska significa. Todo puede hablarse. Somos todos iguales. A todos nos gusta bailar al compás de la guitarra y sentir las intervenciones de los bronces que hacen saltar de alegría. Hoy Supradosis toca en el aniversario de Santiago Rude Klub, junto a La Cria Cuervos Ska Band, en la Gota. Todos invitados. Me trae otra botella de buen ska, por favor. Sí, que sea a la vena.